En un entorno global en plena transformación, los indicadores macroeconómicos marcan el ritmo de decisiones estratégicas para gobiernos, inversores y empresas. Comprender las fuerzas que moldean el mercado de hoy es fundamental para anticipar riesgos, aprovechar oportunidades y ganar resiliencia.
Este análisis profundo ofrece un recorrido por las previsiones de crecimiento, los factores estructurales y coyunturales, así como las perspectivas y recomendaciones para el período 2025-26.
Contexto macroeconómico global
La desaceleración sincronizada de economías avanzadas y emergentes se deja sentir con claridad en las proyecciones para 2025. Según el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento económico global sostenido rondará el 3.2%, mientras que la ONU anticipa un 2.4%. La OCDE, más cauta, sitúa la cifra en 2.9% para 2026, y S&P Global revisa al alza hasta 2.7%, gracias al empuje de Estados Unidos e India.
Este pulso más lento se traduce en menor dinamismo comercial y un incremento de la volatilidad en los mercados financieros, afectando decisiones de inversión y tensando las políticas monetarias y fiscales.
Panorama regional
- Estados Unidos: Se espera un crecimiento de 1.6% a 2.0% en 2025, frente al 2.8%-3% de 2024. Factores como la incertidumbre en la demanda interna y posibles endurecimientos arancelarios presionan al alza los costos de financiamiento.
- China: La expansión se modera hacia un 4.4%-4.6%, lastrada por la debilidad en exportaciones y el sector inmobiliario.
- India: Destaca con un robusto crecimiento por encima del 6%, impulsado por consumo interno y reformas estructurales.
- Eurozona: Pronósticos modestos
- África: Crecimiento estimado en 3.6%, con África Oriental al frente (5.2%) y África Austral rezagada (1.9%).
Principales desafíos estructurales
El auge del proteccionismo creciente y tarifas elevadas redefine las rutas del comercio mundial. En mayo de 2025, Estados Unidos elevó su tasa arancelaria efectiva del 2.5% al 14%, afectando cadenas de suministro y encareciendo insumos.
Por su parte, la inflación muestra una tendencia heterogénea: en la eurozona baja al 2.1%, camino al objetivo del BCE, mientras en EE.UU. permanece por encima, con riesgos al alza debido a las tarifas.
- Déficits fiscales en la eurozona alrededor del -3.2% en 2025, exigen reconstruir colchones fiscales.
- Mercados financieros sujetos a alzas de rendimientos de bonos, incrementando el coste de capital.
- Incertidumbre geopolítica: tensiones en Oriente Próximo, relaciones China-EE.UU. y conflicto en Ucrania.
Factores coyunturales clave
La sincronía de la desaceleración entre economías consolidadas y emergentes destaca excepciones como India, mientras la política económica avanza hacia un mayor protagonismo fiscal. Gobiernos aplican subsidios y regulaciones para mitigar el impacto de la incertidumbre en las políticas.
Los conflictos comerciales y los vaivenes energéticos condicionan los precios de alimentos y materias primas, alimentando episodios de volatilidad.
Tabla: Indicadores clave 2024-2026 (%)
Perspectivas y recomendaciones para 2025-26
El horizonte presenta tanto oportunidades en mercados emergentes como amenazas derivadas del proteccionismo y la volatilidad financiera. Para sacar partido de la coyuntura, se recomiendan:
- Reforzar la credibilidad y transparencia de las políticas públicas.
- Restablecer la independencia de los bancos centrales.
- Impulsar reformas estructurales y colchones fiscales sólidos.
- Fomentar el diálogo y la cooperación comercial multilaterales.
Empresas e inversores deben diversificar sus carteras, contemplar regiones de alto crecimiento como India y África Oriental, y ser cautos con exposiciones excesivas a industrias vulnerables a aranceles o cambios regulatorios.
Conclusión
Comprender las claves del pulso económico global permite anticipar riesgos y aprovechar las ventanas de oportunidad. Aunque la desaceleración es palpable, la resiliencia de sectores como servicios y turismo, junto a medidas de política adecuadas, pueden impulsar la recuperación.
Adoptar una visión informada y flexible será esencial para navegar un mercado cada vez más complejo y fragmentado, donde la cooperación y la transparencia marcarán la diferencia entre estancamiento y crecimiento sostenible.